Colección del Metalibro Bruno Giliberto M 10 Agosto 2021 Fotografía: Bruno Giliberto Texto: Mónica Salinero Edición: Javiera Novoa Idioma: Español - Inglés Traducción: Miguel Mariño 150 ejemplares 40 páginas 26 fotografías 978-956-404-390-6 Santiago de Chile Disponible en Tienda Flach $5.000 clp |
|
|
Presentamos el M10 de la Colección del Metalibro, una edición dedicada a una selec- ción del trabajo del fotógrafo Bruno Giliberto, que combina imágenes de tecnologías análogas y digitales. Estas fotografías no están dispuestas azarosamente, como toda edición tiene una narrativa que podemos leer de múltiples modos al ir dando vuelta cada página. Entre las muchas lecturas que me surgen, se me aparece con entusiasmo la idea de lo sacralizado. Y como lectora de imágenes fotográficas no puedo quitar de mi mente una constante preocupación: la del tiempo. Por eso leo el tiempo sacralizado de la detención, como si justamente antes de abrir este libro todas y todos hubiesen estado corriendo por algo profano. Como si fuesen producto de un conjuro las fotografías han atrapado algo para no dejarlo escapar nunca más. No diré que han atrapado la reali- dad, porque en sí misma la realidad es inasible y móvil, y en ningún caso cierta. Pero sí podemos expresar que uno de los aspectos que hace tan misteriosa a la fotografía es que podemos comprenderla como un sello del tiempo, que lo encierra y a la vez lo marca.
Detenidos y detenidas un momento, no hay transitar en estas imágenes, solo hay in- terrupción en el devenir y espera, aunque ésta sea una diminuta espera. Hasta que, un poco después de la mitad de este Metalibro, Giliberto nos ofrece dos personas que corren dándonos la espalda en el verde pasto, escapando de nosotros y nosotras. Reforzando la sensación de espera por contraposición, en la página siguiente volvemos a de- tenernos, conectando nuestra contemplación con la que ha hecho la propia fotografía. Quizás porque se nos motiva constantemente a andar a toda velocidad, es que el poco común tiempo de la detención es sacralizado. Y aun así hay algo familiar en cada imagen, que resalta el sentimiento votivo, ese que nos inspira una cierta veneración ¿pero a qué? Hoy, no parece esa pregunta tener mayor importancia. Para esta humanidad, venerables parecen ser los muros, las edificaciones. Sagrados los ritos para construir las edades humanas. ¿Qué esconde cada muro fotografiado? ¿Qué esconde la superficie de esas aguas en la India? Cómo podríamos acceder a ese espacio falto de claridad, cómo conocer lo que se encuentra tras la piel del muro, dentro del muro, dentro de la edad, en cada cuerpo dispuesto en el encuentro atento y detenido de la cámara, o dentro de nuestra magnífica cordillera de Los Andes que escolta a una imperturbable mujer. Parece esconder la repetición de una identidad del tiempo intocable, que actualiza la acción en estas superficies sacralizadas y que se re-encuentra con la fotografía que sella, que marca y fija, la misma escena. Nos inspira veneración esa identidad escondida en un espiral. Ese sacralizado tiempo de construir y observar las imágenes fotográficas. Porque ciertamente nunca sabremos qué hay dentro de esos muros, dentro de esa torre, tras esa máscara, tampoco qué hay bajo esas aguas. Así, en cada imagen de este M10 distingo una división entre lo que vemos y leemos, y aquello a lo que nunca podremos acceder pero que nos maravilla, que nos parece cotidiano y, también, misteriosamente atrapado e intangible. |
We present the M10 of Metalibro’s collection, an issue dedicated to a selection of pho- tographs by Bruno Giliberto that combines images from analog technologies as well as digital ones. These photographs are not displayed randomly, as every issue it has a narrative that can be read in multiple ways as we turn every page. Among the different understandings that have come to me, the idea of the sacred shows itself with enthusiasm. And as a reader of photographic images, I can not let go of my mind a constant worry: that of time. That is why I read the sacred time of stopping as if just before opening this book everyone had been running for something profane. Photographs, as if they were the product of a spell, have captured something as to not let it escape never again. I will not say that they have captured reality, because in and of itself reality is ungraspable and mobile, and in no case true. Nevertheless, we can say that one of the aspects that make photography so mysterious is that we can comprehend it as a sign of the time, that encapsulates and simultaneously marks it.
Stopped for a moment, there is no transit in those images, there is only an interruption in the becoming and in the waiting, even if that waiting is tiny. Until, shortly after the middle part of this Metalibro, Giliberto offers to us two people running in the green grass turning their backs to us, escaping from us. Reinforcing the sense of waiting by the opposition on the following page we stop again, connecting our contemplation with the one that was made by the photograph. It is maybe because we are constantly mo- tivated to go full speed that the uncommon time for stopping is sacred. Even so, there is something familiar in every image that highlights the votive feeling that inspires in us some kind of veneration, but to what? Today, that question seems to have no major importance. To this humanity, walls and buildings seem to be venerable. Sacred rites to build the human ages. What does every photographed wall hide? What is hidden under those waters in India? How could we access those unclear spaces, how do we get to know what is behind the skin of the wall, inside the wall, inside the ages, in every single body that is displayed in the careful and stopped encounter of the camera, or inside our magnificent Andes mountains that escort an undisturbable woman. It seems to hide the repetition of an entity from the untouchable time, that updates the action in these sacred surfaces and that re-encounters itself with the photograph that seals, that marks and that fixes the same scene. That identity hidden in a spiral inspires our veneration. That sacred time of building and observing the photographic images. Because it is certain that we will never know what is inside those walls, inside that tower, behind that mask, nor we will know what is beneath those waters. So, in every image of this M10, I distinguish a division between what we see and read, and that which we will never be able to access but that amazes us. that seems quotidian, but also mysteriously trapped and intangible. Mónica Salinero |